miércoles, marzo 28, 2007

Robado II

Me gustó tanto la reflexion del Sr. Mantis que no puedo dejar de ponerla:
Quiero que me ayudes a sacar una conclusión, porque realmente creo que algunas almas no están siendo del todo coherentes. Digo, ¿Qué hace falta para que una persona pueda ser considerada culpable o responsable de sus actos? ¿A que condiciones debe someterse cualquier fulano para que al menos podamos decir que es un hijo de su mala madre al cual no resulta horripilante desearle una hemorroide de medio kilo? Porque el tipo que saca una pistola y abre fuego contra la muchedumbre, es víctima de la violencia de la sociedad, queriendo evitar una masacre. Es el resultado de verse involucrado con personas poderosas e impunes. Es alguien a quien las circunstancias hicieron lo que es. Pobre. Y su abogado es otra víctima, de un sistema que no le ofrece otra forma de practicar su profesión, que incluso debe sufrir siendo abogado penalista, ya que en su idea del mundo su profesión no sería necesaria. Mártir. El tipo que toma un arma y sale a matar gente para sacarle la bicicleta o las zapatillas también es una víctima de la sociedad que no le da oportunidad ni respuestas. Y los que torturan y encierran a abuelos en sus propias casas, golpeándolos hasta matarlos, también son víctimas de una sociedad fuera de control, de violencia y desigualdad. Al igual que los barra-bravas que hacen destrozos impunemente porque son víctimas de la corrupción apañada por poderosos dirigentes deportivos con aspiraciones políticas. Pero los políticos también son víctimas de una sociedad que los trataría de ladrones aunque no lo fuesen y no les pone límites ni les reclama como debería, degüelle francés mediante. Los pequeños corruptos que mañana serán grandes corruptos son víctimas también, ya que las presiones y amenazas hacen que resulte mucho mas beneficioso aceptar involucrarse en ilegalidades cada vez más grandes, a tener que lidiar con las consecuencias de no haber reflejado un porcentaje real de desempleados o inflaciones en sus planillas. Y los organizadores de eventos musicales que salen mal, también son víctimas, pero de la negligencia del estado y la falta de conciencia social de parte de la juventud, o la demanda a satisfacer, que obliga a violar ciertas reglas. Y los militares son víctimas de un sistema de instrucción y cadenas de mando que los prepara para tomar decisiones difíciles e imponerse mediante la fuerza, matando y torturando al enemigo a fin de lograr sus objetivos, pero no les enseña a lidiar con los civiles. Y quienes responden a la dictadura con violencia y sangre son víctimas de la misma, y no rebeldes revolucionarios a la espera de convertirse en tiranos. Como el dueño de un restaurante también es víctima de la necesidad de prosperidad que en otros países se consigue tal vez con menor sacrificio, y sin necesidad de tener que andar teniendo a todos sus empleados “en negro” a fin de producir la ganancia digna de la empresa. Y los niñitos de country malcriados que evolucionarán en los empresarios del futuro no tienen la culpa de lo que serán, ya que no conocieron otra forma de vida, y tienen que pensar en su prosperidad a fin de poder protegerse de los delincuentes, dinero, pena de muerte y muralla mediante. Si es menor, es porque es menor, y si es mayor, es porque alguna vez fue menor. Pero los tipos que secuestran y matan son víctimas, así como quienes hacen justicia por mano propia también son víctimas de la desesperación ante la burocracia, los tecnicismos legales que amparan a las sanguijuelas y la sociedad violenta, llena de corrupción. Mala, la sociedad, esta. Vos sos víctima de este blog. Si tenés una prefabricada en la costa, alquilala como si fuera el penthouse del casino más lujoso de Las Vegas. Salí y hacé desastres, o mejor dicho, lo que más te beneficie o se te plazca. Cortá rutas, o golpeá a quienes lo hacen. Si alguien pregunta, diré que mi amo agitó las masas porque es víctima de todo lo que lo molesta y parece injusto, y saldrá libre también. Porque vale todo, ya que la sociedad malvada y despiadada en la que vivimos, deben de haberla hecho los marcianos. Y que a la cárcel vayan nomás las prostitutas: que sus hijos sigan sueltos. ¡Vamos Argentina todavía, que hasta el Serenito con “paco” no paramos! Porque resulta que son todos buenos y víctimas de la sociedad ésta en la que vivimos: corrupta, degenerada, capitalista, terrible, violenta, e insegura. Fenómeno. Así te lo digo: fe-nó-me-no. El único hijo de puta, entonces, ¿vengo a ser yo?

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